EFESIOs 2:20
¿En que creemos?Doctrina
Nuestra mayor fortaleza es nuestra Doctrina
Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,… EFESIOS 2:20
Las doctrinas fundamentales de la Iglesia Pentecostal Unida de Venezuela están compuestas por un conjunto de enseñanzas, creencias y conocimientos que se imparten y practican para la instrucción, crecimiento y fortalecimiento de sus miembros. Estas doctrinas son de carácter obligatorio para todo el cuerpo de la iglesia.
La Iglesia Pentecostal Unida de Venezuela tiene los siguientes fundamentos doctrinales:

1. EL ÚNICO DIOS VERDADERO
Creemos en el único Dios viviente, eterno, infinito en poder, santo en sus atributos y propósitos, que posee Deidad absoluta e indivisible. Este único Dios verdadero se ha manifestado como Padre en la creación, Hijo en la redención y Espíritu Santo en la regeneración (1 Corintios 8:6; Efesios 4:6; 2 Corintios 5:19; Hechos 2:4; Tito 3:5). El primer mandamiento de todos es: “Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es…” (Deuteronomio 6:4 y Marcos12:29).
El único Dios verdadero, el Jehová del Antiguo Testamento, tomó en sí la forma de hombre y como el Hijo del Hombre nació de la Virgen María. El apóstol Pablo escribió: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad; Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1Timoteo 3:16). “De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (Romanos 9:5).
Creemos que en Jesucristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9). “Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud” (Colosenses 1:19). Jesucristo en su humanidad era hombre y en su Deidad es Dios. Es la imagen del Dios invisible (Hebreos 1:3; Colosenses 1:15).
2. EL NOMBRE DE DIOS
Dios es conocido como: “Elohim”, “Dios”, “El Dios Todopoderoso”, “El Shaddai”, “Jehová” y especialmente “Jehová, el Señor”, el nombre redentor en el Antiguo Testamento. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre, Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Esta profecía de Isaías se cumplió cuando Jesús nació: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11,12).
3. MUERTE Y RESURRECCIÓN DEL SEÑOR JESÚS
La obra redentora del Señor Jesucristo tiene su momento culminante con su muerte y resurrección. Jesús pagó el precio de nuestra salvación dando su vida por nosotros, su sangre derramada es lo único que puede limpiar la humanidad de pecado.
La Palabra de Dios enseña que Cristo resucitó de los muertos “…y si Cristo no resucitó vana es nuestra fe” (1Corintios 15:13,14,20,21). El mismo Señor anunció su resurrección, cuando dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19; Juan 10:18).
4. EL EVANGELIO
Son las Buenas Nuevas de salvación, manifestada a través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo (1 Corintios 15:1-4). Estas Buenas Nuevas provienen del cielo y fueron prometidas en las Sagradas Escrituras (Romanos 1:1,2). El Señor Jesucristo fue el primero en anunciar el Evangelio, dice la Escritura: “…Jesús vino a Galilea predicando el Evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio” (Marcos 1:14,15).
Su contenido es glorioso, el apóstol Pablo lo llama “Las inescrutables riquezas de Cristo” (Efesios 3:8) y escribió en una de sus cartas pastorales: “…la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:9,10).
5. LA IGLESIA
La iglesia está formada por todos los que creen en Jesucristo, se bautizan en su nombre y reciben el don del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas (Hechos 2:38; 8:16; 10:45-48; 19:5, Efesios 5:23; 1 Corintios 12:2;) y guardan la unidad del Espíritu (Efesios 4:3).
El Señor Jesús hablando con el apóstol Pedro le dijo: “… sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
En la ciudad de Jerusalén, el día de Pentecostés, diez días después de la ascensión del Señor, los discípulos de Jesús estaban reunidos y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y los que creyeron en el Señor fueron bautizados en el nombre de Jesucristo… Con este acontecimiento comenzó la iglesia del Señor, como una verdadera comunidad de fe (Hechos 2:38-42; 1 Timoteo 3:15).
6. ARREPENTIMIENTO Y CONVERSIÓN
El arrepentimiento genuino es el acto de volverse a Dios reconociéndose pecador (Isaías 55:7; 1 Juan 1:8,9) como resultado de esto la persona se convierte en una nueva criatura, participando de la naturaleza de Cristo (Hechos 3:19; 2 Corintios 5.17).
Juan, el bautista, predicó el arrepentimiento, Jesús exhortó al pueblo a arrepentirse (Marcos 1:15). En Lucas 24:47 dice: “…que se predicase en su Nombre, el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Los apóstoles insistieron en ello, tanto a los judíos como a los gentiles (Hechos 2:38; 11:18; 17:30).
La palabra “arrepentimiento” viene de varias palabras griegas que significan cambio de puntos de vista y de propósitos, cambio de corazón, cambio de actitud, cambio de vida, transformación y cambio de mente. Jesús dijo: “…si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).
7. BAUTISMO EN AGUA EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESUCRISTO
La manera bíblica del bautismo es por inmersión y es solo para los que se han arrepentido y apartado de sus pecados. Debe ser administrado por un ministro del evangelio debidamente autorizado por la Iglesia Pentecostal Unida de Venezuela o Internacional y en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, según la Palabra de Dios (Romanos 6:4, Colosenses 2:12, Hechos 2:38; 8:16; 10:45-8; 19:1-7; 22:16, Gálatas 3:27), obedeciendo y cumpliendo así el mandamiento de Jesús registrado en Mateo 28:19.
8. LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO
La sangre de Jesucristo es para la salvación y remisión del alma (Hebreos 9:22). La sangre de Jesús derramada en la cruz del Calvario tiene la virtud de redimir y liberar a los hombres de sus pecados. No fue una maldición al pueblo judío ni al mundo, sino la salvación a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). EL PODER DE SU SANGRE RESIDE EN SU NOMBRE “JESÚS”.
Según 1 Pedro 1:18,19, dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
En Colosenses 1:14, se expresa: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”. En Hebreos 12:24 leemos: “A Jesús el Mediador del nuevo pacto, y la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”. En Efesios 2:13 Pablo dice: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.
9. BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
Juan, el bautista, dijo: “…Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11). El Señor Jesucristo declaró: “…vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5). El Espíritu Santo se evidencia con la experiencia de hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo dé que hable. “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:4), de esta manera se da cumplimiento a la profecía encontrada en Joel 2:28.
Pedro también explica esta experiencia: “…habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hechos 2:33) “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).
10. SANTIDAD DE VIDA
Toda programación o actividad que sea contraria a la Palabra de Dios es desaprobada por completo, como la música mundana, diversiones y prácticas inmorales como: fornicación, adulterio, desviaciones sexuales, juegos de azar, misticismos (gnosticismo, ocultismo, parapsicología, entre otras). (1Tesalonicenses 5:22; 1 Corintios 6:9; Marcos 9:43; 1 Timoteo 5:22; Filipenses 4:8,9). Se debe hacer uso adecuado de los medios de comunicación, sobre todo los de Internet, audio y vídeo.
Los creyentes deben guardarse de participar en chismes y conversaciones insanas las cuales dañan la unidad del pueblo de Dios (Efesios 4:3; 1 Corintios 15:33; Proverbios 6:16-19).
Exhortamos a las hermanas de la iglesia del Señor a abstenerse del corte de cabello, uso de maquillajes y pantalones. Su vestuario debe ser con pudor, modestia y decoro (Deuteronomio 22:5; 1 Corintios 11:15; 1 Timoteo 2:9,10).
Los hermanos deben usar corte de cabello, vestuario y comportamiento varonil, como corresponde a hombres santos (1 Corintios 16:13).
11. SANIDAD DIVINA
El primer pacto que el Señor hizo con los hijos de Israel, después de librarlos de Egipto, fue un pacto de sanidad. El Señor dijo: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26; Salmo 103:1-5). El sufrimiento sustitutivo del Señor Jesucristo nos liberta de toda enfermedad, “…Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. En todo esto vemos que la sanidad divina del cuerpo está en el sacrificio de Cristo (Mateo 8:17; 1 Pedro 2:24; Jeremías 33:3,6; Marcos 16:14-18).
Jesús dijo a los creyentes: “…sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán” (Marcos 16:18). Santiago escribió en su carta: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el Nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:14-16). Todas estas promesas también son para la iglesia de hoy.
12. LEVANTAMIENTO DE LOS SANTOS
Creemos que se acerca el tiempo de la segunda venida del Señor… “entonces los muertos en Cristo se levantarán… Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:13-17; 1 Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20,21; Hechos 1:11).
13. DIEZMOS, OFRENDAS Y PRIMICIAS
Los diezmos, las ofrendas y las primicias forman parte del plan financiero que Dios usa como medio de provisión para su obra. El diezmo se practicó desde la antigüedad; Abraham diezmó, Moisés lo ordenó, el pueblo de Israel lo practicó, Jesús lo aprobó (Mateo 23:23) y Pablo enseñó “…los que predican el evangelio que vivan del evangelio”. No debemos sustraer a Dios de su porción; es decir, de los diezmos y las ofrendas (1 Corintios 9:13,14; Hebreos 7:8; Malaquías 3:8-10; Deuteronomio 12:6).
Ceremonias que practicamos…
1. LA CENA DEL SEÑOR
La noche que Jesús fue entregado comió la cena pascual con los apóstoles y después instituyó como mandamiento el efectuarla: “Y tomó el pan y dio gracias y lo partió y les dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama” (Lucas 22:19-20).
Pablo instruyó a la Iglesia cómo practicarla (1 Corintios 11:23-32). Así fue instituido comer el pan y beber el fruto de la vid en memoria del Señor Jesucristo, anunciando la muerte del Señor hasta que Él venga. Hay una significación espiritual y una bendición al tomar la Cena del Señor.
2. CELEBRACIÓN DE MATRIMONIOS
El matrimonio fue instituido por Dios desde el huerto del Edén (Génesis 2:19-24). Es la única forma digna y válida delante del Señor para convivir un hombre y una mujer (Hebreos 13:4); Jesús mismo lo consagró al estar presente en las bodas de Caná de Galilea (Juan 2:1-12). La palabra de Dios afirma “…Cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor” (1 Tesalonicenses 4:4).
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Génesis 2:24; Mateo 19:5,6 Hebreos 13:4;).
3. PRESENTACIÓN DE NIÑOS
“Jehová habló a Moisés, diciendo: así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré” (Números 6:22-27; Mateo 19:13,14).
4. DEDICACIÓN DE DIÁCONOS Y LÍDERES
Serán nombrados y dedicados por el pastor titular entre los hermanos y hermanas de buen testimonio que llenen los requisitos, para ayudar a impulsar la obra del Señor en conjunto a su ministerio pastoral, siendo ejemplo de la congregación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, que no estén incursos en rebelión.
Se deberá orar e imponer las manos sobre ellos en el nombre de Jesucristo (Hechos 6:3-6). El diaconado es de suma importancia en la Iglesia, y los que lo ejerzan bien ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús (1 Timoteo 3:8-13; Tito 1:5-9).
5. EL LAVAMIENTO DE PIES
Mientras cenaban, Jesús se levantó de la mesa, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido (Juan 13:4-5).
Jesús dijo: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:14-15).
6. FUNERALES
Vemos en la Biblia el lamento del pueblo de Israel en el funeral del patriarca Jacob (Génesis 49:33; 50:1-14). Es momento oportuno para dar aliento a los dolientes y predicarles la gloriosa Palabra de Dios. El apóstol Pablo enseñó: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13,14), esto es conforme a lo que está escrito en el libro de los Salmos: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmo 116:15).