Publicado por: Mileidy De Ascanio

Deuteronomio 6:4-9

4Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Dios bendiga cada padre y madre que se esfuerza y provee lo mejor hablando de vestido, alimentos, educación, un futuro próspero. Pero hoy quiero hablarle de la mejor Herencia, el mejor legado, no corruptible que transciende los años, que no se deteriora que es eterno.

Mateo 6:19-20 DHH 19No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar.

Introducción

Vivimos en tiempos complejos y desafiantes donde la estructura y los valores familiares enfrentan numerosas amenazas. La cultura moderna, con su ritmo acelerado y sus valores cambiantes, a menudo nos aleja de los principios fundamentales que Dios ha establecido para nuestras vidas y nuestros hogares. Sin embargo, en la Palabra de Dios encontramos no solo consuelo y dirección, sino también el modelo perfecto de cómo una familia debe vivir y honrar a Dios.

Desde el principio de la creación, Dios estableció la familia como la unidad básica de la sociedad. En Génesis, vemos cómo Dios creó a Adán y Eva y los bendijo, diciéndoles que fructificaran y se multiplicaran. Esta primera familia fue diseñada para reflejar la imagen y el carácter de Dios. A través de la historia bíblica, Dios ha trabajado a través de familias para cumplir Sus propósitos divinos.

Precisamente el capítulo que hemos leído inicialmente Deuteronomio 6:4-9 nuevamente en la versión DHH claramente nos dice:

4Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. 5Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, 7y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, 9y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa.

Hay una ordenanza bíblica de ofrecer lo mejor a la familia, la meta de cada israelita cabeza del hogar (era que el mismo Dios que ellos tenían por Dios fuera el de sus hijos y de sus futuras generaciones) que en medio de cualquier circunstancia que atravesaran estuvieran convencidos que no estaban solos JEHOVA DIOS TODOPODEROSO era su DIOS.

Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Declaración: YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVA

Para entender la magnitud de esta declaración, es importante considerar el contexto en el que Josué la pronunció. Después de muchos años de lucha y conquista, cuando Israel finalmente había tomado posesión de la Tierra Prometida, Josué reunió a todo el pueblo en Siquem. Allí, recordó al pueblo las maravillas que Dios había hecho por ellos, desde la liberación de Egipto hasta la conquista de Canaán. En este momento crucial, Josué desafió al pueblo a decidir a quién servirían. Les presentó una elección clara: servir a los dioses de sus antepasados o al Señor, el Dios que los había liberado y guiado.

Josué no solo habló como líder de Israel, sino también como líder de su hogar. Su declaración refleja una verdad fundamental: la espiritualidad comienza en casa. Antes de influir en una nación, Josué se aseguró de que su propia familia estuviera firmemente comprometida con Dios.

El Contexto de la Familia de Josué

Condujo al pueblo de Dios en la conquista de la Tierra Prometida. Pero más allá de sus logros como líder militar y político, Josué es recordado por su declaración de fe y compromiso: «pero yo y mi casa serviremos a Jehová.»

Esta afirmación no fue simplemente una retórica. Fue una declaración de intenciones que reflejaba el compromiso profundo que tenía con su familia y con Dios.

Encontramos como Josué confronta al pueblo diciendo: escogeos hoy a quien sirváis, una decisión muy importante que traerá consecuencias positivas o negativas, Josué se halla parado firme en las enseñanzas que había aprendido en su niñez, los mandatos bíblicos que: Jehová uno es, y a Él solo servirás. Ahora no solo él sirve, sino toda su casa todo el que habitare en su casa todo lo que rodeaba Jehová seria su DIOS.

La Decisión de Josué: Un Modelo a Seguir
  • Compromiso Personal:

    Josué comenzó con una decisión personal firme: él mismo serviría a Jehová. Antes de influir en su familia, tomó una decisión clara sobre su propia vida. Antes de transmitir su Fe en Dios a su familia, Josué le creyó a Dios, y obedeció a Dios. No podemos guiar a otros si no estamos nosotros mismos comprometidos.

  • Influencia en la Familia:

    Josué no solo declaró su compromiso personal, sino que incluyó a toda su casa. Entendió que su rol como cabeza de familia implicaba guiar a su esposa e hijos en los caminos del Señor. Este es un llamado a los padres a ser el ejemplo y la guía espiritual en sus hogares.

  • Testimonio Público:

    La declaración de Josué fue pública. Delante de toda la asamblea de Israel, afirmó su decisión. Esto nos enseña la importancia de no avergonzarnos de nuestra fe y de ser testigos del compromiso familiar con Dios ante la sociedad.

¡Yo y casa serviremos a Jehová!

Nuestra actualidad…

Vivimos en un mundo que se despedaza cada día y está próximo a su ocaso. Vemos una sociedad donde los valores morales han sucumbido, la religión misma está corrompida por las riquezas de este mundo. Hasta el más ignorante sabe que estamos bajo la amenaza de peligros que son reales: crisis ecológicas, nucleares, enfermedades y traumas morales. Cada cual puede continuar su camino hacia el despeñadero, pero el verdadero hijo de Dios también como Josué; dice resueltamente: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.

El fiel reflejo de nuestra fe no se manifiesta en la iglesia, sino de cómo nos conducimos en nuestro hogar. Mas que nunca necesitamos fortalecer los cimientos de nuestra fe, en el hogar.

Toda persona sale de su hogar para introducirse en el mundo social y moral arrollador, pero el que tiene su fe fundamentada sobre los principios bíblicos, lo que haya sido en su hogar, esto continuará siendo en el mundo.

En la Palabra de Dios encontramos esta ordenanza: Deuteronomio11:18-20 18Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. 19Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, 20y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;

Muchos son los padres que se esmeran por proveer a sus hijos de la última novedad que se ofrece en el mercado, de comprar para el hogar todas las “necesidades” que esta sociedad de consumo nos ha creado, para lo cual muchas veces deben trabajar largas horas extras. Logran tener una casa muy hermosa, llena de las comodidades y avances que la tecnología ha desarrollado, pero donde sus protagonistas principales (el padre y la madre) son los grandes ausentes.

Muchos son los creyentes que se apropian muy ligeramente de este versículo: “Yo y mi casa serviremos al Señor”. Pero ¿cuántos son los que lo han tomado como un compromiso con Dios y lo han realizado en sus hogares?

Decimos creer en la eternidad y en el cielo que nos aguarda, pero vivimos como si nos fuéramos a quedarnos eternamente en este mundo, preocupándonos únicamente de lo terrenal. La mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es guiarlos por el camino del Señor y que crezcan en el temor de Dios, viendo en nosotros un modelo de cristianos que ellos deben seguir.

Nada puede prevenir de una forma más efectiva, para que nuestros hijos no sean arrasados en un mundo que sucumbe bajo las expresiones más diversas del pecado, que la formación cristiana que nosotros los padres podamos impartirles cada día en nuestros hogares.

El ALTAR FAMILIAR

Fortalece la unidad matrimonial y con nuestros hijos. Toda la familia es bendecida con la presencia del Señor y la lectura de Su Palabra.

Donde nuestros hijos sepan que Él es:

  • Él es ABBA = Él es Papá
  • Él es ADONAI = Él es el Señor
  • Jehová JIREHT = Jehová Proveedor
  • Jehová Shalom = Jehová Nuestra paz
  • Jehová Rafa = Jehová Sanador
  • Jehová Nissi = Jehová mi Bandera
  • El Shaddai = Dios Todopoderoso

Cuando comenzamos a confiar en el brazo humano, en el brazo del materialismo, usted abre inmediatamente la puerta para que espíritus de depresión y angustia atormenten su vida. Nuestra única y plena seguridad es: EL NOMBRE DE JESUCRISTO.

Un buen ejemplo de esto es: Salomón desagradó de tal manera a Dios que por esa razón le levantó un adversario. Hada, años después que David murió, regresó a Israel por primera vez y Salomón tuvo que pelear.

Otro enemigo de nombre Rezón se llevó 10 tribus, y dejo a Salomón con 2 Por esta razón Salomón necesitaba sesenta guardaespaldas al pie de su cama poder conciliar el sueño.

Mire lo que realmente estaba pasado en la vida de Salomón: los mismos espíritus que su padre David peleó en vida a causa de su desobediencia, son los mismos espíritus que ahora Salomón se halla peleando.

Son “espíritus familiares”, que se mueven en las familias a través de generaciones, y la única manera contrarrestar y eliminar de nuestro linaje esos “espíritus familiares”, que atormentaron a nuestros padres y antepasados, es por medio de la obediencia y sumisión incondicional a la Palabra de Dios, y al poder del Nombre del Señor Jesucristo.

La única manera de eliminar esos espíritus: de suicidio, de alcoholismo, de paganismo, de materialismo, de perversión, de drogadicción, de vagancia, de enfermedades, de derrota, de pobreza y miseria: es cuando es aplicado el NOMBRE DE JESUCRISTO EN SU VIDA, a través del bautismo, y el Señor lo sella con el Espíritu Santo, y usted vive con forme a la palabra de Dios.

Tal vez su padre o su madre murió de cáncer, o de cualquier otra enfermedad, o sus padres se divorciaron por una nube de calamidades matrimoniales, nuestro enemigo el diablo, querrá susurrarle al oído, te pasará lo mismo a ti. Déjeme decirle que NO TIENE PORQUE PASARTE LO MISMO, Tenemos un Dios, y Su Nombre que es sobre todo Nombre. El cual es Dios de lo imposible. Nos ha dejado su promesa: “los saciaré de larga vida, y les mostraré mi salvación” La rebeldía es el trofeo que el infierno, le entrega a todos los que la adoptan como parte de su vida.

Proverbios 17:11 El rebelde no busca sino el mal, Y mensajero cruel será enviado contra él.

Familias se levantan por las mañanas, y enseguida hay pleitos entre los esposos, entre los hijos, malas palabras, pleitos entre vecinos. Por eso mi hermano quiero advertirle, que los pleitos y contiendas, el espíritu no perdonador, contumaz y rebelde, abren las puertas a espíritus de aflicción sobre la vida del creyente y sobre su casa; algunos como: pobreza, que nada sale bien, enfermedades, divorcios, hijos con pasiones inmorales. Y más. NO PERMITA QUE SE ABRAN FOCOS DE PLEITOS, NI CON SU ESPOSA, NI CON SUS HIJOS, NI CON SUS PADRES, NI CON SUS VECINOS. Perdone a sus ofensores para bien suyo. Y que el Señor Jesucristo Reine en su vida, en su casa, en su familia, todos los días.

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