El arrepentimiento genuino es el acto de volverse a Dios reconociéndose pecador (Isaías 55:7; 1 Juan 1:8,9) como resultado de esto la persona se convierte en una nueva criatura, participando de la naturaleza de Cristo (Hechos 3:19; 2 Corintios 5.17).

Juan, el bautista, predicó el arrepentimiento, Jesús exhortó al pueblo a arrepentirse (Marcos 1:15). En Lucas 24:47 dice: “…que se predicase en su Nombre, el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Los apóstoles insistieron en ello, tanto a los judíos como a los gentiles (Hechos 2:38; 11:18; 17:30).

La palabra “arrepentimiento” viene de varias palabras griegas que significan cambio de puntos de vista y de propósitos, cambio de corazón, cambio de actitud, cambio de vida, transformación y cambio de mente. Jesús dijo: “…si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).