La obra redentora del Señor Jesucristo tiene su momento culminante con su muerte y resurrección. Jesús pagó el precio de nuestra salvación dando su vida por nosotros, su sangre derramada es lo único que puede limpiar la humanidad de pecado.

La Palabra de Dios enseña que Cristo resucitó de los muertos “…y si Cristo no resucitó vana es nuestra fe” (1 Corintios 15:13,14,20,21). El mismo Señor anunció su resurrección, cuando dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19; Juan 10:18).