Vemos en la Biblia el lamento del pueblo de Israel en el funeral del patriarca Jacob (Génesis 49:33; 50:1-14). Es momento oportuno para dar aliento a los dolientes y predicarles la gloriosa Palabra de Dios. El apóstol Pablo enseñó: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13,14), esto es conforme a lo que está escrito en el libro de los Salmos: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmo 116:15).