Publicado por: Pablo José Ascanio
Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Introducción
El ser desleal es una condición del corazón. Siempre tiene que ver con los sentimientos heridos usualmente estos sentimientos están escondidos y remotamente profundos en el corazón de la persona. Comienza con una ofensa. Puede que tome algún tiempo, para que este corazón herido se torne desleal. Nadie se despierta una mañana y de momento se halla desleal; siempre progresa en etapas antes de manifestarse completamente. Hasta Jesús tuvo un discípulo desleal. Mateo 11:6 “…y bienaventurado el que no halle tropiezo en mi.”
Absalón se hizo desleal a David su padre, por un conflicto sin resolver que entre ellos. Mientras Absalón quería ser aceptado por su padre, David rechazó el recibirlo, por tanto Absalón concluyó que para ganarse el respeto y la atención de su padre, tenía que ganar la posición de David. Este capricho de Absalón dio paso a la rebelión en contra del reinado de su padre.
El resultado final de la deslealtad es “la rebelión”. La rebelión en el liderazgo puede dañar severamente una asamblea. Un líder debe seleccionar con suma eficacia y cuidado a sus discípulos o ayudantes; de acuerdo a sus habilidades y nivel de lealtad. Delegar autoridad a personas solamente por sus habilidades es una receta para problemas. Aun cuando se selecciona con eficacia y cuidado, puede ser que mas tarde la persona seleccionada, se convierta en desleal a ti y a la organización en general.
En base a todo lo antes dicho, es importante que reconozcamos las etapas que
revelan lo que esta sucediendo en el corazón del traidor.
PRIMERA ETAPA: Competencia
(Filipenses 2:3) “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.”
Por causa de la pobre enseñanza, muchas personas luchan por reconocimiento y aceptación en su vida de adulto. La mayoría de nuestra sociedad sufre de varios niveles de baja autoestima. Debido a ello, es evidente encontrar en las posiciones de las Iglesias competencias y retos. Cualquier hombre que sea guiado por una ambición personal fuerte para una posición, no puede tener a su rebaño o a su grupo en el centro de su preocupación y amor. Está más preocupado de sí mismo. Mas preocupado por su propia reputación y titulo; que el cuidado del Pueblo de Dios.
En esta etapa competitiva, una persona con frecuencia esconde sus ambiciones detrás de un manto de humor y broma. Cualquier persona que le dice alguna cosa como en broma a usted como líder no está listo para la posición. Los ataques aunque en broma en contra suya o de su ministerio indica que hay un problema mayor. Cualquiera que se este jactando de cómo Dios lo usa para bendecir a otros tiene otra agenda escondida. Evidentemente necesita ser reconocido y exaltado para satisfacer su ego.
En esta etapa, la solución no está en sacar a esta persona de su posición; si este síntoma se esta comenzando a sentir en la Iglesia lo mejor es solicitar inmediatamente la ayuda pastoral y el consejo oportuno, permitirá que está persona pueda ver como heridas pasadas, y conflictos sin resolver afectan sus ambiciones presentes. Muchos pueden cambiar su parecer y modo de pensar hacia usted como Líder y tenerle aprecio por usted y aceptarle.
SEGUNDA ETAPA: Ejecución Teatral
(Mateo 6:2) “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti,
como hacen lo hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por
los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.”
Cuando una persona es constantemente ambiciosa en perseguir un ministerio fácil caer en la trampa de subconscientemente buscar elogio del hombre. Jesús habló de eso en Lucas 17:10 – 17 cuando dijo que debemos considerarnos “siervos inútiles cuando todo lo hayamos hecho”.
Si la relación del hombre con Dios es superficial, si realmente nunca desarrolla una vida de oración, realmente no estudia su Biblia y nunca ha dejado sus formas carnales, entonces sus deseos de recibir reconocimiento y aceptación de Dios, eventualmente cambiará y dará más importancia al reconocimiento de aquellos sus líderes y de los que está dirigiendo. Una vez que esto ocurre este tipo de actitud, él se convierte más en un ejecutor teatral; o actor, que en un predicador. El se promueve a sí mismo mas que a Jesús, porque secretamente él está deseando ser reconocido y aceptado.
Hay tres señas sutiles que revelan el verdadero espíritu del hombre. Cuando una persona le gusta contar frecuentemente los éxitos espirituales, es una persona que hay que vigilar. Hay una diferencia entre testificar sobre lo que Dios a hecho, que estar jactándose de lo que yo he hecho. Esta condición debe ser corregida confrontando a la persona en privado y buscar sanidad interna. (2 Corintios 4:5) “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.”
Si un hombre no está dispuesto a hacer el trabajo de Dios calladamente como un sirviente de otros, tendrá problemas en esa área.
TERCERA ETAPA: La Ofensa
(Proverbios 18:19) “El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.”
Cuando un hombre comienza a pensar que él y su ministerio son mejores que los de otros, también empieza a pensar que sus opiniones y sugerencias son mejores que las de otros. Él entonces cede a la actitud de orgullo espiritual y trata de impresionar al Pastor o Gerente, con ideas “maravillosas”. El problema es que está tratando de impresionar y no de ayudar.
Un hombre que siempre está pidiendo su “pulpito” para ministrar no tiene sus prioridades en el lugar correcto. El pulpito del mundo se constituye el pulpito de todos nosotros para predicar. Pero como no hay una congregación grande a quien predicar, no está interesado en un estudio bíblico o visitas a los hogares, mucho menos no se interesa en participar en los programas de evangelismo de la Iglesia.
El hombre que está tratando de impresionar no es tan estratégico como parece. La gente es inteligente y pueden discernir la falta de sinceridad y lealtad rápidamente. Por tanto la actitud de este hombre les causa a otros el rechazar sus opiniones y sugerencias. Como tiene la percepción nublada por el orgullo, su mente se endurece y rechaza aceptar el consejo de hombres que tienen más experiencia que Él.
Una vez que este hombre empieza a pensar en su corazón que él es más sabio que los demás, toma personalmente cada vez que su opinión es rechazada. Siente que su espiritualidad es atacada. Ahora no coopera y contradice, argumenta y discute cada pequeño punto. Cualquiera de estas etapas puede durar meses y hasta años. Casi siempre la primera etapa puede durar años. Pero una vez que se llega a la de La ofensa entonces el proceso hacia las próximas etapas se acelera.
Nunca promueva o use a alguien con la esperanza de que la lealtad venga
después. Habrá algunos que le usarán a usted para conseguir lo que quieren. No están de acuerdo con lo que está sucediendo y le usan a usted para “probar las aguas” de su espíritu para ver si usted es un potencial para aliado en el pedido que ellos quieren.
Usarán tres pasos para tratar de controlarlo a usted.
- Alimentan tu ego y prueban su reacción. Ejemplo;…»Ojala que Hno. tal… fuera tan sensitivo al espíritu como usted es». Si usted no reta esa aseveración con un rechazo, ellos pensarán que usted está listo para el segundo paso. Siempre acepte el exaltar al Líder en la escala de autoridad. Si ellos piensan o sienten su lealtad al pastor; se detienen ahí.
- Si usted acepta sus alabanzas y pleitesías; pensarán que estás listo para el próximo paso. Criticarán abiertamente los programas y esfuerzos del Pastor. Te compararán a ti con el pastor y te indicarán que tú haces mejor trabajo, que el pastor.
- Si te quedas callado y aceptas su opinión, entonces te van a pedir que los ayudes a su agenda original y oculta de cambiar el programa, que quite a alguien de su posición, que los ayudes a ganar control, etc.…
CUARTA ETAPA: Crítica
(Gálatas 6:3) “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a si mismo se
engaña”.
Cuando por fin ve que sus ideas han sido rechazadas, y que no se usó su ministerio para satisfacción de él, comienza a justificar su actitud de independencia. Como sus ideas y ministerio son rechazados, tiene que haber algo malo con el líder y sus juicios. Su propio respeto está en juego. Comienza a usar sus propias ideas como una medida para las decisiones futuras del liderazgo. Como resultado, desarrolla un espíritu de crítica hacia el líder. Ahora está engañado. Está creyendo a una mentira y hay que confrontarlo. Ahora el ofendido critica abiertamente a alguien en liderazgo con un santo de ese grupo ministerial. Lo encontramos criticando cuando está en los cultos o en actividades sociales.
El Señor de alguna forma permite que estas críticas lleguen al oído del pastor. A este hombre hay que confrontarlo amorosamente y con un espíritu de bondad, de amor, mansedumbre y templanza. Este asunto debe resolverse ahora en ésta etapa. Si lo ignoramos se puede convertir en algo peor. A este hombre hay que enseñarle el error de estar criticando y ayudarle a buscar la raíz de su amargura.
Cuenta una anécdota de un Evangelista que se convenció que el llamado de su vida era ir por las Iglesias corrigiendo pastores en las Iglesias donde predicaba. Porque fue usado una vez en un culto donde Dios le ministró al pastor donde el predicó. El asumió desde ahí que Dios lo había llamado a reprender pastores a través de su mensaje. Cuando los pastores trataban de corregirle su punto de vista, él se resistió, convencido de que hacía la voluntad de Dios. Naturalmente su ministerio se cayó. Ningún pastor lo invitaba. Entonces los culpó porque no eran sensibles al espíritu y eran carnales. Nadie lo podía corregir. Si él estaba llamado a corregir pastores, ¿Quién lo corregía a Él?
Saúl trató de matar a sus amigos y salvar los enemigos. Satanás ha tenido éxito en desviar a los hombres que Dios tiene para guiarlos al cielo. Algunas veces matan al pastor y su familia, y salvan al enemigo.
QUINTA ETAPA: Acusación
(1 Juan 2:19) “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifieste que no todos son de nosotros.”
Este hombre ahora comienza a alimentar el grupo de seguidores con las cosas que él mismo se ha alimentado por largo tiempo. Ahora acusa a aquellos que están en liderazgo de no ser sensitivos al espíritu y empieza a señalar las faltas personales del pastor; detractar su integridad, atacar a su familia, desestabilizar el sagrado núcleo familiar.
A veces las más mínimas faltas del líder las convierten en grandes y graves errores. Pero estas no tienen nada que ver con las cualificaciones del líder. Pero como sus seguidores ven que él está correcto en sus acusaciones, entonces esto causa que se irrespete al líder.
Estimulados por el apoyo de sus seguidores, empiezan a pensar que han ganado verdadera autoridad espiritual y que Dios está aceptando su rebelión. Ahora se justifica, y difícil es trabajar con él. Si se confronta en este punto con el cargo de rebelión, usualmente tiene influencia para llevarse a otros con él y sacarlos de la Congregación.
Ahora tenemos la formación de un grupo que sale por su lado. La parte triste es que Dios no bendice a este grupo porque nació de una rebelión. Dios detesta la división. (Proverbios 6:16 – 19)