Una vida santa debe caracterizar a todo hijo de Dios. Debemos vivir según se nos enseña en las Santas Escrituras (1 Tesalonicenses 5:22,23). El escritor a los Hebreos nos exhorta: “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14). De igual manera, el apóstol Pedro dijo: “Si no, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de persona juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. (1 Pedro 1:15-19).

 

Toda programación o actividad que sea contraria a la Palabra de Dios es desaprobada por completo, como la música mundana, diversiones y prácticas inmorales como: fornicación, adulterio, desviaciones sexuales, juegos de azar, misticismos (gnosticismo, ocultismo, parapsicología, entre otras). (1Tesalonicenses 5:22; 1 Corintios 6:9; Marcos 9:43; 1 Timoteo 5:22; Filipenses 4:8,9). Se debe hacer uso adecuado de los medios de comunicación, sobre todo los de Internet, audio y vídeo.

Los creyentes deben guardarse de participar en chismes y conversaciones insanas las cuales dañan la unidad del pueblo de Dios (Efesios 4:3; 1 Corintios 15:33; Proverbios 6:16-19).

Exhortamos a las hermanas de la iglesia del Señor a abstenerse del corte de cabello, uso de maquillajes y pantalones. Su vestuario debe ser con pudor, modestia y decoro (Deuteronomio 22:5; 1 Corintios 11:15; 1 Timoteo 2:9,10).

Los hermanos deben usar corte de cabello, vestuario y comportamiento varonil, como corresponde a hombres santos (1 Corintios 16:13).